Thursday, April 26, 2007

CRISTO REY, CRISTO POBRE
interesante y curioso cómo el Catolicismo predica a un Cristo Rey en el barrio alto y a un Cristo Pobre en el barrio bajo, cuando Dios claramente no hace distinción entre las personas, sea cual fuere su condición. Esta misma figura la vemos también en el mundo evangélico. Hay pastores para los ricos y pastores para los pobres, predicando unos el Evangelio de la Prosperidad y otros el Evangelio de la Miseria, donde ninguno de los dos asume el verdadero Evangelio de la Gracia de Jesús de Nazareth.Bien lo advirtió Cristo hace casi veinte siglos a través del apóstol Pedro: “Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas” (Segunda Carta de San Pedro, 2:2,3). Con esto nos deja de manifiesto que el interés de la iglesia institucionalizada evangélica apunta hacia lo cuantitativo por sobre todas las cosas, ya que lo cualitativo, relativo al crecimiento progresivo de la vida de Cristo en los discípulos en su cuerpo-alma-espíritu, ha dejado de ser la prioridad y el enfoque fundamental de la jerarquía evangélica, tomando en cuanta que ésta es una demanda y el propósito eterno de Dios para su Iglesia.Tristemente constato que hoy nos encontramos con verdaderas empresas de la religión y lujosos clubes sociales en donde se rinde culto al hombre en lugar de adorar al Dios en que dicen creer. Basta entrar y observar las malas copias de los altares idolátricos católicos, poniendo en las alturas, por sobre las ovejitas, al santísimo pastor u obispo, y detrás o a su lado las sillas del séquito de prosélitos –por supuesto separados por una reja de madera o por plataformas- que siguen el amén en todo, porque hay de aquel que se oponga a la infalibilidad de estos pequeños papas locales.

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